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El embarazo ectópico

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En un embarazo común, el huevo fertilizado baja por la trompa de Falopio, y se implanta en la pared del útero. Pero en 1 de cada 200 embarazos, el huevo se implanta en la trompa de Falopio, en el ovario, o en el abdomen. Este tipo de embarazo se lo denomina embarazo ectópico.

Generalmente sucede debido a que la vía que recorre el huevo se encuentra obstruida por una infección o una cicatriz en el tejido. Aunque es poco común, los riesgos de un embarazo ectópico son mayores si la madre ha tenido una infección como una enfermedad inflamatoria pélvica, o una condición que haya causado una cicatriz, como por ejemplo un embarazo ectópico previo, o un aborto, o un DIU.

Un embarazo ectópico es difícil de diagnósticar, porque la madre presenta los mismos síntomas de un embarazo normal. Algunos síntomas de un embarazo ectópico, como las pérdidas vaginales y el dolor agudo en el abdomen, también tienen lugar durante los embarazos normales. Para poder detectar un embarazo ectópico, debe realizarse una prueba de sangre y un ultrasonido abdominal. Y debe ser tratado en forma inmediata.

El huevo debe ser removido porque continúa creciendo y llegará a romper la trompa. Si esto sucede, causará un peligroso derrame interno de sangre. También puede destruir la trompa de Falopio, lo que dificultará la posibilidad de quedar embarazada nuevamente. Pero si un embarazo ectópico es identificado con tiempo, la trompa puede salvarse.

El huevo es removido mediante una operación quirúrgica llamada laparatomía, que consiste en una incisión en el abdomen. En algunos casos, un embarazo ectópico puede ser tratado con hormonas.

Si ambas trompas de Falopio son normales, las probabilidades de tener un embarazo normal superan el 50%. Si sólo una de ellas es normal, entonces las probabilidades serán del 40%.

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