El flúor es un aliado de la salud dental; es un elemento que encontramos en la naturaleza y en nuestro propio organismo realizando diversas funciones muy importantes, como el fortalecimiento de los dientes.
Desde que se comprobó que la caries se podía controlar con el uso del flúor, han inventado diversos preparados que contienen flúor, algunos de uso profesional y otros de uso casero.
El odontólogo utiliza preparados con flúor en la consulta que pueden presentarse como geles, barnices o de soluciones (líquidos). Pero también existen varios preparados de flúor que se utilizan fuera del consultorio.
Un modo usual de usar el flúor es en solución para enjuagues (colutorios). Las soluciones que son mas eficaces son las de Fluoruro sódico y existen dos modos básicos de usarlas:
Hoy en día existen diferentes preparados comerciales que emplean al flúor en su fórmula, así podemos encontrar dentrificos con flúor, flúor en pastillas o gotas y hasta gomas de mascar con flúor.
En algunas regiones el flúor es agregado directamente al agua. Los niveles óptimos de flúor en el agua son de 1 parte por millón (1 ppm), que es igual a 1 miligramo de ión de flúor en un litro de agua. Esta medida es controvertida, y no es aceptada en todos los países ya que no se sabe la cantidad de agua que cada cual puede beber, de modo que podrían sobrepasarse los límites de ingesta de flúor y ocasionar una fluorosis dental.
La fluorosis es causada por ingerir de manera excesiva y continua flúor, produciendo alteraciones óseas y dentarias.
Para reducir el riesgo, la dosis a utilizar debe oscilar entre 0.05 y 0.07 mg. Por Kg. De peso corporal y averiguar si se está recibiendo flúor por otras fuentes.
El problema más frecuente al ingerir flúor es una intoxicación con pequeñas cantidades de flúor, que ocasiona una fluorosis dental, esto se debe a el exceso de flúor, apareciendo así manchas en los dientes.