Hiperplasia Prostática Benigna (HPB)

Los trastornos de la micción son numerosos, con frecuencia son la manifestación de una enfermedad local, urológica o genital, pero también pueden revelar la existencia de una enfermedad situada a distancia o de un trastorno sistémico general.

En el hombre las etiologías más frecuentes en los trastornos de micción son: las infecciones y la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB). La primera ocurre en cualquier grupo de etario, mientras que la segunda se presenta generalmente en el varón mayor de cuarenta años.

A diferencia de las infecciones, la Hiperplasia Prostática Benigna se presenta en aproximadamente el 50% de los hombres. Con el fin de comprender mejor la HPB presentamos la terminología utilizada por los especialistas, referentes a los trastornos miccionales:

Disuria: corresponde a la dificultad para orinar. Señala en general la presencia de un obstáculo que dificulta la salida de la orina desde la vejiga, y a veces de una anomalía neurológica del detrusor.

Polaquiuria: expresa la necesidad frecuente de orinar y su consecuencia, la micción frecuente. Corresponde a una irritación de las vías excretoras, muy a menudo de naturaleza inflamatoria, o a la disminución de la capacidad vesical.

Nicturia: designa la aparición nocturna de un número de micciones. Puede acompañar a la polaquiuria.

Enuresis: señala la emisión involuntaria e inconsciente de orina en el curso del sueño. Este síntoma se observa en el niño. Puede sustituirse en la adolescencia por una nicturia. Corresponde en general a una inmadurez en la regulación cerebral y a veces a una anomalía urológica.

Incontinencia urinaria: es la emisión de orina de forma incontrolable, pero consciente y se debe a una insuficiencia del sistema esfinteriano subvesical.

Retención de orina: es la consecuencia de una imposibilidad total, anatómica o funcional para evacuar la orina fuera de la vejiga.

La Hiperplasia Prostática Benigna está caracterizada por un crecimiento benigno de la próstata. El grado de crecimiento podría ser hasta 10 veces más de lo normal. El crecimiento produce grados variables de obstrucción uretral. La causa de la Hiperplasia prostática benigna permanece desconocida, pero es evidente su asociación con la edad, por lo que se ha sugerido una etiología de carácter hormonal.

Las manifestaciones de la Hiperplasia Prostática Benigna son:

Polaquiuria, con predominio nocturno, que aparece en la segunda parte de la noche. En un primer momento es intermitente y luego es permanente.

Disuria: marcado por un chorro retardado y débil que obliga a pujar.

La incontinencia paradójica, la cual es poco frecuente y se debe a las micciones por rebosamiento. La distensión vesical induce micciones automáticas.

Por ser un trastorno benigno, la Hiperplasia Prostática Benigna, puede ser tolerado durante mucho tiempo por el paciente, que no le da mucha importancia a los síntomas y considera que son “cosas propias de la edad”. Sin embargo es muy importante señalar que existen importantes complicaciones como consecuencia de los trastornos miccionales. Las complicaciones más frecuentes son:

Las infecciones: favorecidas por la estasis, puede manifestarse por presencia de piocitos y bacterias abundantes, con orinas turbias aisladas o por signos de cistitis. También puede presentarse una prostatitis o una pielonefritis ascendente.

La insuficiencia renal, otra complicación que resultaría como consecuencia de un estasis crónico.
La inclusión del tacto rectal como examen de rutina en todo varón mayor de cuarenta años, ha hecho posible la detección temprana de todas las patologías prostáticas, por esto, ante la presencia de los síntomas de la Hiperplasia Prostática Benigna es importante acudir al médico especialista, el urólogo, para establecer su prevención y tratamiento.