Además de ser el apoyo constante de tu mujer, existen otras maneras de ayudarla durante el parto:
Recuérdale que su cuerpo sabe qué hacer. Si dice que no puede hacerlo, dile firme pero afectuosamente qué sí puede hacerlo, que lo está haciendo bien, y que tú estás allí para ayudarla.
Respira con ella si muestra problemas para seguir el ritmo. Recuérdale expulsar la tensión con su respiración.
Si el trabajo de parto se prolonga, asegúrate de tomarte tú descansos cortos para comer algo, caminar o dormir. (Y no olvides que alguien te reemplace cuando lo hagas). Tendrás más fuerzas para ayudar a tu mujer si descansas y comes algo.
Prepárate en cuerpo y alma para el nuevo ser que están por traer al mundo, leyendo, informándote y participando activamente en los cursos de preparto y el cuidado de tu mujer.
Rebista