El alto riesgo que presenta un embarazo en la adolescencia se asocia a diversos factores, entre los que se encuentran la desnutrición, la falta de servicios de salud adecuados, la desocupación, la carencia de obra social, la violencia familiar, el abandono social y los prejuicios existentes.
Éstos anteceden a la situación de embarazo; la maternidad precoz hace más difícil su modificación.
Se observa, con gran frecuencia:
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Lamentablemente, no podemos esperar a que las políticas sanitarias de los gobiernos mejoren y asistan a este grupo. El embarazo dura apenas nueve meses, y la adolescente necesita de nosotros desde varios ángulos: como sociedad, no debemos darles la espalda, discriminándoles, y otorgándoles trabajo en la medida en que su estado y la ley lo permitan. En segundo lugar, recibiendo de nosotros el fruto del trabajo caritativo.
Existen centros para madres embarazadas que les dan alojamiento y alimentos, pero que no funcionan adecuadamente si no tienen los elementos indispensables o la ayuda tanto material como personal (a nivel de trabajo voluntario) que podamos darles. Por último, la asistencia social, profesional, que deberemos procurar que reciba, para orientarle acerca de su futuro, proporcionándole las herramientas necesarias para que pueda, en lo posible, retener al niño y procurarle un futuro digno a los dos.
Rebista
mihol
05/05/2015 at 23:37
muy bueno me gusto
Rosa Pena Araque
25/03/2014 at 22:53
que interesante
gracias a Dios que existe el Internet y esta pagina! 🙂
camila herrera
24/03/2014 at 20:09
es muy bueno gracias sigan asi me sirbio mucho en el cole! son lo maximo muchas gracias 🙂