La hipertensión, también conocida como tensión alta o presión alta, es el incremento o elevación sostenido o intermitente de la presión sanguínea por encima de 140 / 90 mm Hg (milímetros de mercurio). Muchas personas se expresan de la tensión utilizando sólo las primeras cifras, en nuestro caso anterior estas corresponden a 14-9.
La hipertensión puede afectar a todo tipo de persona, de hecho todos conocemos a alguien que sufre de Hipertensión arterial. La mayoría no experimenta síntomas cuando tiene hipertensión sanguínea sin complicaciones, por esta razón también se conoce como el «asesino silencioso«. La hipertensión puede ser primaria o esencial y secundaria, cuando su origen puede ser atribuido a alguna alteración. La hipertensión esencial es aquella sin causa conocida, y es responsable de cerca del 90% de todos los casos de hipertensión en personas mayores de 45 años de edad.
La mayoría de los casos de hipertensión arterial esencial, pueden controlarse con medicamentos y sobre todo, cambios en los hábitos de vida.
La hipertensión no da síntomas, sin embargo debe ser tratada cuánto antes, ya que a largo plazo conducirá a las siguientes complicaciones:
Enfermedad cardíaca hipertensiva: una complicación tardía que se origina porque a medida que el corazón continúa bombeando contra la alta presión de los vasos sanguíneos, el ventrículo izquierdo comienza a dilatarse y la cantidad de sangre bombeada por minuto, disminuye. De no recibir tratamiento, se pueden presentar un cuadro de insuficiencia cardíaca congestiva, caracterizada por síntomas como: ganancia de peso involuntaria por acumulación de líquidos, edema de los pies y los tobillos que se nota sobre todo en las tardes o en la noche, inflamación del abdomen producida por la retención de líquidos, venas del cuello pronunciadas porque no se produce el adecuado drenaje hacia el corazón, dificultad respiratoria la cual podría ser tan severa que se produzca al más mínimo esfuerzo, dificultad para dormir, fatiga, debilidad, desmayos por una irrigación sanguínea deficiente, sensación de los latidos cardíacos, palpitaciones, tos, disminución de la producción de orina (oliguria) necesidad de orinar en la noche (nicturia)Un Infarto del miocardio o ataque cardíaco que se presentaría cuando un área de músculo cardíaco muere o se lesiona permanentemente debido a una provisión inadecuada de oxígeno a esa área, todo esto originado por el daño a nivel de los vasos sanguíneos que nutren al corazón.
Ateroesclerosis, una condición en la cual se deposita material graso en las paredes de las arterias, ya dañadas, lo que produce un engrosamiento, endurecimiento y finalmente una obstrucción de las mismas.
Aneurisma aórtico disecante. Esta es una condición en la que se produce una ruptura o separación de las capas que integran la pared arterial de la aorta, ocasionando una hemorragia a lo largo de la pared de la aorta, la principal arteria que sale del corazón. Esta condición también puede implicar el ensanchamiento o distensión anormal de la aorta (aneurisma), cuya ruptura es casi siempre mortal.
Nefropatía hipertensiva. El riñón y sus vasos no escapan a la hipertensión. De hecho el riñón es uno de los órganos blancos de la enfermedad. Los daños a nivel renal pueden conducir a una insuficiencia renal.
Apoplejía o accidente cerebrovascular, que no es otra cosa que la interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro. Esto produce daño al tejido cerebral y sus consecuencias dependen de la cantidad y localización del tejido cerebral involucrado en el “accidente”, por lo que podría ir desde una “simple” pérdida de sensibilidad en una extremidad, hasta el coma y la muerte.
Existe un tipo de hipertensión denominada hipertensión maligna, la cual es una condición médica de emergencia caracterizada por un aumento severo de la presión sanguínea. La causa se desconoce, pero generalmente existen antecedentes de hipertensión, especialmente hipertensión por enfermedades renales (hipertensión secundaria).
La hipertensión maligna afecta a aproximadamente el 1% de las personas hipertensas, tanto niños como adultos. Los antecedentes de insuficiencia renal aguda o de hipertensión renal, causados por estenosis de la arteria renal son indicio de un alto riesgo de hipertesión maligna. Una causa frecuente de hipertensión puede ser el consumo de medicamentos o ciertas sustancias.
Entre las causas más comunes están:
Alcohol, anfetaminas, éxtasis (MDMA y derivados) y cocaína, Corticosteroides y otras hormonas, por ejemplo: estrógenos que incluyen las pastillas anticonceptivas, medicamentos para la migraña, Ciclosporina, medicamento utilizado por personas trasplantadas, Eritropoyetina, que se utiliza para corregir la anemia relacionada con enfermedades crónicas como insuficiencia renal, cáncer y VIH, descongestionantes nasales, medicamentos simpaticomiméticos, contenidos en muchos medicamentos que se adquieren sin prescripción médica como los que se usan para la tos y resfriado y el asma, medicamentos antihipertensivos que pueden originar una hipertensión de rebote si son suspendidos bruscamente.
La Hipertensión es una condición que requiere tratamiento y atención de por vida.
Su médico le indicará el tratamiento más adecuado para su caso. Independientemente de esto, cualquier persona hipertensa deberá esforzarse en disminuir de peso o evitar el sobrepeso, mantener una dieta muy baja de sal y evitar el sedentarismo, iniciando un programa de ejercicios asesorado por su médico, evitar los excesos de alcohol y dejar de fumar. En muchos casos estas simples medidas permiten ajustar la medicación a dosis más bajas o incluso suprimirla.
La Hipertensión no es una enfermedad para menospreciar, miles de muertes cada año son debidas este asesino silencioso. Consulte a su médico.