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Posparto: La angustia de volver a trabajar

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La licencia por maternidad suele ser más corta de lo que imaginamos, no solo por el tiempo concreto, que puede ser de dos meses dependiendo de cuándo comenzó, sino porque nunca es mucho el tiempo que permanecemos junto a nuestro hijo recién nacido.

Son muchas las cosas que hay que aprender y conocer sobre la nueva criatura (y esto no sólo es válido para las primerizas, ya que cada bebé es diferente de otros), como los horarios de las comidas, el cambio de pañales, el rápido crecimiento que modifica la ropa y los demás elementos que utilizamos en el cuidado y aseo del bebé. Esto hace que el tiempo se agote sin que nos demos cuenta. Es por eso que hay que organizarse e ir pensando todo lo que tenemos que hacer en los primeros meses posteriores al parto, idealmente, en los últimos meses de embarazo.

Si bien es cierto que hasta último momento no sabemos si el bebé se va a atrasar o adelantar, hay cosas que no van a cambiar, y volver al trabajo es una de ellas. Sabemos que tarde o temprano ese momento llegará y no nos debe tomar de sorpresa. Ir pensando en una persona que vaya a cuidarlo es una de estas tareas a tener en cuenta desde el embarazo. Entonces comienzan a desfilar por nuestra mente las diferentes opciones: mamá, la suegra, una tía, una vecina, la guardería, etc.

Sea quien sea que vaya a quedarse con el pequeño, se necesitará de un tiempo de adaptación, no sólo para la criatura, sino también para la madre y para la misma persona que vaya a cuidarlo. Esta deberá conocer los ritmos del niño y los de la casa en general: cuándo come, dónde se guardan las cosas, a qué hora duerme, cómo y donde duerme, cuáles son las ideas de los padres en cuanto a la educación, etc.

Cada madre tendrá su propio organigrama y deberá transmitirlo y controlar que así se haga durante por lo menos 15 días. Es importante que, encontrada la persona, se la cite unas semanas antes de la fecha indicada de parto para que comiencen los “ensayos”, y la transmisión de información. Luego del parto, se la puede citar para que comience a visitar la casa y adaptarse al niño y a los requerimientos de la madre. Una buena idea es que dos semanas antes de reincoporarse a las actividades laborales, la madre deje a la persona a solas con el niño, por lapsos que se irán incrementando con el correr de los días. Esto le ayudará a ella también a elaborar el desapego tan temido.

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