La enfermedad de Alzheimer debe su nombre al investigador alemán que la describió. En la enfermedad de Alzheimer se encuentran las mismas lesiones que en la demencia senil, que consisten sobre todo en una degeneración de las células nerviosas, sobre todo en la corteza cerebral. A esta degeneración se asocian una serie de cambios psíquicos que disminuyen la capacidad del individuo para adaptarse a su entorno.
La pérdida de capacidad intelectual es una de las características más destacadas de la enfermedad. Habitualmente esta pérdida plantea una serie de problemas, entre los que se encuentran dificultades para recordar, tomar decisiones, desarrollar razonamientos complejos, realizar tareas de la vida diaria, retener nueva información o adquirir nuevas destrezas. Esta pérdida suele ser progresiva, y el inicio de los síntomas puede verse en edades tan tempranas como a finales de los cincuenta. Con el paso del tiempo los síntomas se van agravando. En general, los pacientes más jóvenes sobreviven más de cinco años, mientras que los de edad más avanzada lo hacen una media de tres o cuatro años. Esta enfermedad afecta notablemente a todo el entorno familiar.Hasta la fecha, no existe un tratamiento que represente un cambio radical. Sin embargo, numerosas investigaciones se están desarrollando, por lo que cabe esperar que en poco tiempo se descubra algún tratamiento. El diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Alzheimer debe realizarse por médicos especialistas. Entre los especialistas se encuentran: neurólogos, internistas, geriatras y psiquiatras.
Debe tenerse en consideración si han existido otros casos de Alzheimer en la familia.