Las hemorroides son dilataciones varicosas del plexo venoso hemorroidal. Se distinguen en internas y externas según que estén afectadas las venas del plexo hemorroidal superior y medio o las del inferior.
Las hemorroides internas, como indica su nombre, están situadas en el interior del ano por debajo de la mucosa, existiendo con mucha frecuencia y considerándose las más comunes, mientras que las hemorroides externas se encuentran en el exterior del ano y ocupan una localización subcutánea y por lo general se presentan al mismo tiempo que las internas.
La afección es muy frecuente, preferentemente en los hombres en edad madura y condicionadas por un doble tipo de factores. Los primeros consisten en una alteración constitucional de las paredes venosas por lo cual éstas se presentan menos resistentes a la dilatación; los segundos son todas aquellas condiciones que aumentan la presión del sistema venoso portal y que por lo tanto crean las condiciones favorables para la dilatación de las venas hemorroidales (estancias de pie muy prolongadas, fenómenos congestivos del hígado que aparecen por excesos dietéticos o por distintas enfermedades como la cirrosis hepática. Considerados estos dos tipos de factores, no hay que olvidar la peculiar situación anatómica de las venas hemorroidales que, como se sabe, tienen su recorrido en el espesor del recto, por lo cual el estreñimiento pertinaz o eventuales procesos inflamatorios agudos o crónicos de la mucosa rectal y anal pueden dar lugar a una congestión venosa hemorroidal y por lo tanto a las hemorroides.La sintomatología presenta caracteres precisos según el tipo de las mismas. En efecto, las hemorroides externas se visualizan a la simple inspección del ano y se presentan como nódulos del tamaño de un guisante o del tamaño de una avellana, de color rojo violáceo, que se reducen por la presión y que aumentan de volumen cuando el enfermo es invitado a hacer prensa con la musculatura abdominal. Puede presentarse en número de dos, tres o más y están recubiertas de piel lisa y fina, siendo del todo asintomática su presencia; como máximo puede provocar una ligera sensación de ardor local y prurito.
Los trastornos surgen cuando existe inflamación; debido a ésta aumentan de tamaño, se endurecen y se hacen dolorosos a la palpación, no pudiendo ser reducibles a la presión, y asociándose todo ello a una sensación de peso en el ano y de dolor en posición sentada. Esta fenomenología aguda, si no existen complicaciones sépticas, se resuelve en pocos días; si existen las citadas complicaciones se formará un absceso que puede abrirse espontáneamente y curar, o bien dar origen a una fístula o provocar la aparición de una fisura.
Las hemorroides internas no son visibles desde el exterior a no ser con la ayuda de un rectoscopio, exceptuando aquellas hemorroides internas prominentes; se presentan como nódulos múltiples (cuatro a siete) violáceos, de amplia base de implantación, colocados circularmente, y de un tamaño variable que va desde el de un guisante al de una haba. Los síntomas principales que determinan están representados por una sensación de peso doloroso, hemorragias, prolapso de las mismas y en segundo lugar las complicaciones eczematosas e inflamatorias de la mucosa y de la piel que las recubre. La hemorragia es imputable al esfuerzo que se produce durante el curso de la defecación. El cilindro fecal durante la contracción ocluye las venas hemorroidales, por lo cual los nódulos se engruesan hasta llegar a romperse, dejando salir desde unas pocas gotas hasta algunos c.c. de sangre. Expulsado el cilindro fecal la hemorragia se hace más abundante y este fenómeno puede repetirse con frecuencia llevando al individuo a una profunda anemia. El prolapso de las hemorroides se explica recordando que éstas tienen su localización en la mucosa y que ésta puede desplazarse sobre la pared muscular. Durante la defecación la mucosa tiende a desplazarse hacia abajo y por lo tanto tiende a salir fuera del ano. Si esto ocurre por primera vez las hemorroides pueden volver a su lugar inicial, pero a la larga será necesaria una reducción manual para que penetren en el interior del ano. Estos nódulos, si permanecen prolapsados, van a sufrir en su evolución un proceso trombótico, aumentando de volumen y produciendo en el momento de la defecación verdaderos dolores.
El tratamiento paliativo consiste en una dieta que evite congestiones, en el uso de laxantes y de productos antihemorroidales.
El tratamiento radical consiste en la extirpación de los nódulos mediante un bisturí eléctrico previa divulsión anal y ligadura en la base de los nódulos. La electrocoagulación se reserva para los de pequeñas dimensiones. Las inyecciones esclerosantes están indicadas en los casos de hemorroides externas, pero no en las hemorroides internas.Los cirujanos generales y los proctólogos son los especialistas adecuados para el tratamiento radical de las hemorrroides.
pedro torres m.
17/11/2013 at 01:47
gracias , se podran tratar con alumbre?????
Jose M Granado
13/05/2013 at 21:21
He sido diagnosticado por un proctologo de PLEXO HEMORROIDAL INTERNO CONGESTIVO,( DERMATITIS PERIANAL). LLevo cinco meses tratandome con los siguientes medicamentos
3 meses con Venoruton 1000 un sobre cada doce horas, y cohortan rectal
2 meses con venosmil capsulas, dos cada doce horas, fungarest champoo,una vez al dia, y Diproderm dos veces al dia.
Continuo con el mismo escozor y dolor al caminar, sentarme, y permanecer de pie mas de media hora, verdaderamente estoy agobiado y faltando mucho a mi trabajo por la necesidad de tener que ir al baño constantemente igual que si tiviese tenesmos.
La dos ultimas semana he ido a la playa para bañarme en el mar, pero realmente no tengo mejoria alguna.
Pueden darme algun consejo para aliviarme.
Gracias
Eva
19/01/2012 at 16:03
Buenos días,
Perdona que te escriba de forma pública pero no he encontrado otra forma de contactar contigo. Me gustaría que colaboráramos mutuamente intercambiando enlaces ya que tu blog trata de la misma temática que mi página.
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Un saludo,
Eva