Así como sabemos que es interesante conocer aquellas cosas que no constituyen un gran peligro para la embarazada, también es importante saber aquello que sí afecta al aborto o que por lo menos constituyen un riesgo. Aquí te contamos de qué se trata.
Algunos de éstos pueden ser exclusivos de un embarazo en particular y no necesariamente influir en los que sigan; otros síntomas, si son tratados a tiempo, pueden impedir el aborto en el futuro y, por el contrario, si no se cuidan, pueden volver a provocarlo.
Algunos ejemplos de abortos inevitables y exclusivos de un embarazo en especial serían los ocasionados por infecciones como fiebres altas, neumonía, o rubéola. También los rayos X, fármacos que afectan al embrión o un DIU colocado una vez concebido el bebé son causantes de abortos espontáneos.
Los causantes de riesgo que, detectados, pueden evitarse en futuros embarazos, serían algunos como el cigarrillo, deficiencia nutritiva, insuficiencia hormonal u otros problemas en el cuerpo de la madre. A través de un primer aborto, se realizan estudios en la mujer, se determinan las causas y se solucionan para el próximo embarazo.
Sin embargo existen algunos síntomas y problemas que son más difíciles de solucionar, como es el caso de una malformación del útero, ya que debe intervenirse quirúrgicamente. Antes solía pensarse que el sistema inmunitario de la madre, el cual rechaza las células paternas, eran un posible síntoma de aborto espontáneo. Sin embargo eso ha sido descartado hoy en día ya que a través de un tratamiento de inmunoterapia puede corregirse el problema y permitir así el desarrollo normal del embarazo.
En la actualidad, casi todos los síntomas son tratables y solucionados para que la mujer pueda, en su próximo embarazo, evitar el aborto ocurrido en el anterior, y dar así una luz de esperanza en su tan deseada tarea de concebir.
Rebista